
La diabetes es una enfermedad crónica que se desarrolla cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el cuerpo no puede usar la insulina que produce de manera efectiva. La insulina es una hormona que regula los niveles de azúcar en la sangre. Una consecuencia común de la diabetes no controlada es la hiperglucemia, o niveles altos de azúcar en la sangre, que con el tiempo pueden causar daños graves en muchos sistemas del cuerpo, especialmente en los nervios y los vasos sanguíneos.
En 2014, la incidencia de diabetes entre adultos mayores de 18 años fue del 8,5%. La diabetes fue la causa directa de 1,5 millones de muertes en 2019, y el 48 % de todas las muertes relacionadas con la diabetes ocurrieron antes de los 70 años.
Entre 2000 y 2016, las muertes prematuras (es decir, menores de 70 años) por diabetes aumentaron un 5 %. En los países de ingresos altos, la muerte prematura por diabetes disminuyó entre 2000 y 2010, pero luego volvió a aumentar entre 2010 y 2016. En los países de ingresos medios-bajos, se produjeron aumentos en las muertes prematuras por diabetes en ambos períodos.
Frente a esto, entre 2000 y 2016, la probabilidad de morir entre los 30 y los 70 años por enfermedades no transmisibles pertenecientes a uno de los cuatro grandes grupos (cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias crónicas o diabetes) disminuyó en todo el mundo un 18%.
Diabetes tipo 2
La diabetes tipo 2 (anteriormente diabetes no insulinodependiente o del adulto) se desarrolla como resultado del uso ineficiente de la insulina por parte del cuerpo. Más del 95% de los diabéticos padecen diabetes tipo 2. Este tipo de diabetes se produce principalmente por sobrepeso y falta de actividad física.
Sus síntomas pueden ser similares a los de la diabetes tipo 1, pero a menudo son menos pronunciados. Como resultado, la enfermedad a menudo se diagnostica varios años después de su aparición, después de la aparición de complicaciones.
Hasta hace poco, la diabetes de este tipo se observaba solo entre adultos, pero ahora afecta cada vez más a los niños.
Diabetes tipo 1
En la diabetes tipo 1 (anteriormente insulinodependiente, juvenil o infantil), que se caracteriza por una producción insuficiente de insulina, el paciente requiere inyecciones diarias de insulina. En 2017, había 9 millones de personas con diabetes tipo 1 en todo el mundo, la mayoría de ellas en países de altos ingresos. Actualmente, se desconoce la causa de este tipo de diabetes y no se han desarrollado medidas preventivas.
Los síntomas incluyen micción excesiva (poliuria), sed (polidipsia), hambre constante, pérdida de peso, trastornos visuales y fatiga. Estos síntomas pueden aparecer de repente.